viernes, 27 de mayo de 2011

Estudios y Realidades


La Asociación de Usuarios de la Comunicación (AUC) ha realizado estudios que analizan la publicidad de los productos milagro, y pone en evidencia sus prácticas ilícitas. Los infomerciales de productos milagro tienen gran éxito comercial por contar con una publicidad engañosa, es decir, son presentados como reportajes especiales. Las personas prenden su televisión y no ven un comercial común de 15 segundos sobre un producto para bajar de peso, sino un reportaje informativo de 15 minutos donde doctores dan crédito a un producto que, aunque es costoso, es efectivo y contundente. Además, también aparecen testimonios de personajes de la farándula o personas “comunes” que presentan fotografías del antes y el después del consumo del producto, sumándole credibilidad al mismo. Por ello, esta publicidad televisiva es manipuladora, es un gancho que se presenta con una agradable tentación costosa que no cuenta con un verdadero respaldo científico, pero es accesible a todo el público. Según Alejandro Perales (2003), presidente de la Asociación de Usuarios de la Comunicación, la utilidad de los productos milagro es un fraude desde el punto de vista económico hasta el sanitario (Perales, 2003).

El pasado 14 de febrero del presente año, la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios de la Secretaría de Salud (COFEPRIS) ordenó el retiro del mercado de más de 250 productos milagro y prohibió la transmisión de alrededor de 300 anuncios engañosos, es decir, anuncios que vendían productos que resultan un fraude. Entre los efectos que causó dicho ordenamiento destaca que algunos comentaristas digan que sucedió porque no se ha comprobado la eficacia de dichos productos. No obstante, la falta de eficacia de los mismos no es tan grave como el hecho de que algunos resultan dañinos para la salud, es decir, en ocasiones los ingredientes tienen efectos nocivos para el hombre.

Esta medida, que retira del mercado algunos productos e impide la difusión de otros, resulta controversial debido a que la ley autoriza que un producto pueda anunciarse como suplemento alimenticio o algo similar sin pasar por estudios clínicos que aprueben su eficacia y seguridad. Luis Alfonso Caso, comisionado de fomento sanitario de COFEPRIS, dice que algunos de estos productos cuentan con el registro de la Secretaría de Salud, por lo que su publicidad está legalmente autorizada.

De acuerdo con la COFEPRIS (2011), no se presentan resultados contundentes a las pruebas de investigación que se realizaron en algunos productos milagro como Chardon de Marie, Prostaliv, e incluso los hongos michoacanos, por poner algunos ejemplos. Los mismos tienen efectos secundarios adversos como irritaciones, fatiga, mareos, dolores de cabeza y vómitos, todo esto debido a sus principios activos. Todos ellos aparecen en informerciales y cuentan con una gran cantidad de publicidad.

La regulación (o, mejor dicho, la falta de regulación) de la venta de los productos milagro, específicamente para adelgazar, es un asunto público socialmente relevante en cuanto a que es un problema de salud pública, ya que su consumo puede llegar a desencadenar otras enfermedades consideradas de mayor gravedad que la obesidad, sin contar que esta última se ha convertido en una ‘epidemia’ en nuestro país. Los productos milagro, al no pasar por un control de revisión clínica que sirva como base para probar su efectividad, se convierten en un peligro, pero un peligro que se ve disfrazado en la televisión. El papel de la publicidad dentro de los contenidos difundidos en los medios masivos de comunicación no sólo difunde un estereotipo de persona, sino que ofrece el camino para llegar a ese modelo, sin tomar en cuenta las consecuencias que eso pueda implicar. Las administraciones públicas tienen el deber de proteger la salud y la seguridad de la sociedad.

De acuerdo con el artículo del Real Decreto 1.907/1996, de Transparencia y veracidad de la información y publicidad sanitaria, toda la información, publicidad o promoción comercial de los productos milagro debe ajustarse a los criterios de veracidad y evitar cualquier sesgo que pueda perjudicar a la salud de las personas. Deben cumplirse las normativas sanitarias y establecer limitaciones en la publicidad y promoción de todos los productos que constituyan un riesgo para la salud de los consumidores.

La publicidad presenta anuncios que estimulan la mala percepción de nosotros mismos, por lo que los productos se convierten en ‘la salvación’, sin embargo no son los adecuados.

De acuerdo con José de Jesús González Núñez, presidente del Instituto de Investigación en Psicología Clínica y Social, los productos milagro tienen relación con el poder de la mente de las personas, es decir, sus anhelos en un nivel imaginario cuando existe algún temor atraviesan una situación difícil, por lo que se dirigen a eventos imposibles, como bajar de peso en cuestión de minutos. Existe un impacto en la autoestima, por lo que al ver en un medio de comunicación masiva información sobre un producto que te hará lucir bien, las personas lo compran, buscan respuestas inmediatas a sus problemas.

Los médicos deben asesorar a la población, haciéndoles ver la opción adecuada es una dieta saludable, un buen resultado no llegará sólo, pero se verá reflejado con el tiempo, esfuerzo y disciplina.

lunes, 16 de mayo de 2011

Infomerciales: Publicidad engañosa


En un sondeo realizado por la PROFECO en el 2004, en la Ciudad de México, de 300 personas entrevistadas (150 mujeres y 150 hombres), el 32% de las mujeres habían consumido algún producto milagro, y casi el 80% de ellas tenían entre 20 y 35 años de edad, por lo que la juventud resulta directamente proporcional a la necesidad de tener un cuerpo esbelto. Entre los productos más utilizados se encontraron el Redugrass y Slim Fast, los cuales fueron escogidos por su publicidad en la televisión, donde prometían resultados casi inmediatos.

Los infomerciales tienen una estructura que resulta exitosa. De acuerdo con Jacqueline Ruiz y Alfredo Abaroa, esta estructura tiene un primer momento cuando un presentador habla sobre un problema social común (en este caso aplicaría el sobre peso, por ejemplo), después viene la presentación del ‘producto milagro’ y el ofrecimiento de cambio de vida rápida y eficazmente, posteriormente se realiza una comparación con productos similares (la competencia) y se realzan los beneficios del producto presentado, que es mejor en resultados y en precio. A continuación se muestran testimonios de personas a las que el producto les ha cambiado la vida, o especialistas que resaltan las ventajas del producto para concluir con la estrategia de convencimiento pasivo-agresiva, es decir, remarcan insistentemente la tragedia de no contar con el producto que otorga múltiples beneficios. Por último, pasan a la parte de los descuentos, los cuales únicamente aplican para los afortunados que marquen en ese momento (Ruiz y Abaroa en Aguilar, 2005).

Tomando en cuenta lo anterior, puede decirse que detrás de esos productos milagrosos hay una estrategia publicitaria muy bien planeada. Eulalio Ferrer define a la publicidad como una actividad que provoca a la acción inmediata antes de que las cosas perezcan, que vive de simplificar todo lo difícil y de convertir en síntesis todo lo explicable (Ferrer, 2002: 14).

Luis Sánchez Corral dice que la publicidad produce un discurso eficaz social y económicamente; esa comunicación publicitaria se vuelve ‘natural’ cuando desaparecen las relaciones personales entre productor y consumidor y son reemplazadas por relaciones anónimas y colectivas que impone la producción para el mercado. La estrategias persuasivas de los textos publicitarios se apropian de los esquemas formales de la narrativa para producir efectos de sentido que oriente unidireccionalmente los deseos del destinatario, mismos que son deseos construidos semióticamente por las mismas instancias del discurso (Sánchez, 2009: 35).

Las personas que ven estos anuncios comienzan a creer en los productos milagro porque se los disfrazan como suplementos alimenticios que lo prometen todo, a pesar de no tener una base científica. Por otro lado, les exponen el estereotipo del ‘cuerpo ideal’ y lo ponen a su alcance sin necesidad de ejercicios ni dietas rigurosas, por lo cual surge esa necesidad/obsesión por adquirir el producto creyendo que es el remedio idóneo, sin pensar que se están automedicando. Enrique Guinsberg dice que la publicidad mostrará la existencia de una necesidad que sólo será satisfecha mediante la compra del producto (Guinsberg, 2001: 92). Por su parte Sánchez señala que el cuerpo, al ser erotizado en el anuncio publicitario, crea un lenguaje corporal que proyecta programas narrativos hipotéticos que lo convierten en un objeto deseado para que se desee el producto que soporta todo el conjunto de significaciones (Sánchez, 2009: 268).

Ferrer dice que el perfil del consumidor muestra al ser humano con cierto deseo de seguridad, una clase de protección acogida a los mecanismos del convencimiento. Por ello es más sensible a un argumento emocional que a una apelación racional. Este perfil revela tanto una realidad como una aspiración (Ferrer, 2002: 43). Tomando en cuenta lo anterior, esta realidad/aspiración que plantea Ferrer alienta a las personas a consumir un producto que le proporcione una seguridad.

Sin embargo, esa seguridad puede verse nublada por la autenticidad del producto consumido, es decir, ¿qué tan efectivo es el producto milagro en realidad?

lunes, 2 de mayo de 2011

Magia para el cuerpo perfecto


Gente jugando a ser delgada...y jugando al mismo tiempo con su salud...

De acuerdo con datos de la Secretaría de Salud, el 52% de la población en México tiene sobrepeso y cerca del 26% sufre obesidad. Ante esta inminente realidad en el país, se han realizado estudios para determinar las causas o factores que han influido en la misma para llegar a dichos resultados. Entre los más notorios se encuentran los ritmos de vida alterados que han tenido las familias mexicanas de las últimas décadas, es decir, rutinas laborales o de otra índole que han traído como consecuencia las alteraciones en la alimentación de las personas. Sumado a esto, las mismas rutinas y el aumento de estrés entre la población han propiciado el sedentarismo: la gente ya no tiene tiempo ni ganas para hacer ejercicio o cualquier actividad física. Felipe Torres Torres, del Instituto de Investigaciones Económicas de la UNAM, apunta un último factor determinante que influye en el sobre peso que se vive en el país: el económico. De acuerdo con Torres, el 70% de la población mexicana no puede tener acceso a los productos de la canasta básica por sus bajos ingresos, por lo cuál se ve en la necesidad de elegir mayor cantidad en lugar de mayor calidad (Torres en Aguilar, 2005).

No obstante, muchas personas parecen haber encontrado la solución a sus problemas de sobre peso u obesidad en productos que vieron en la televisión, le tienen fe a dichos productos porque se los anuncian como medicamentos, suplementos alimenticios que los ayudaran a bajar de peso rápidamente y sin ningún riesgo. Estos productos son llamados “productos milagro”.

José Armando Aguilar dice que un producto milagro a aquél que usa estrategias publicitarias para recalcar sus cualidades benéficas para algo, ya sea terapéuticamente, preventiva o curativa, y cuyos efectos son prometedores (Aguilar, 2005).

Por otra parte, según Juan del Real (2010) los productos milagro son todos aquellos productos, sustancias o métodos que “dicen” disponer de una pretendida finalidad sanitaria, incumpliendo en algunas ocasiones las exigencias de veracidad, claridad e información sobre su contenido, composición, naturaleza o efectos (Del Real, 2010).