
La Asociación de Usuarios de la Comunicación (AUC) ha realizado estudios que analizan la publicidad de los productos milagro, y pone en evidencia sus prácticas ilícitas. Los infomerciales de productos milagro tienen gran éxito comercial por contar con una publicidad engañosa, es decir, son presentados como reportajes especiales. Las personas prenden su televisión y no ven un comercial común de 15 segundos sobre un producto para bajar de peso, sino un reportaje informativo de 15 minutos donde doctores dan crédito a un producto que, aunque es costoso, es efectivo y contundente. Además, también aparecen testimonios de personajes de la farándula o personas “comunes” que presentan fotografías del antes y el después del consumo del producto, sumándole credibilidad al mismo. Por ello, esta publicidad televisiva es manipuladora, es un gancho que se presenta con una agradable tentación costosa que no cuenta con un verdadero respaldo científico, pero es accesible a todo el público. Según Alejandro Perales (2003), presidente de la Asociación de Usuarios de la Comunicación, la utilidad de los productos milagro es un fraude desde el punto de vista económico hasta el sanitario (Perales, 2003).
El pasado 14 de febrero del presente año, la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios de la Secretaría de Salud (COFEPRIS) ordenó el retiro del mercado de más de 250 productos milagro y prohibió la transmisión de alrededor de 300 anuncios engañosos, es decir, anuncios que vendían productos que resultan un fraude. Entre los efectos que causó dicho ordenamiento destaca que algunos comentaristas digan que sucedió porque no se ha comprobado la eficacia de dichos productos. No obstante, la falta de eficacia de los mismos no es tan grave como el hecho de que algunos resultan dañinos para la salud, es decir, en ocasiones los ingredientes tienen efectos nocivos para el hombre.
Esta medida, que retira del mercado algunos productos e impide la difusión de otros, resulta controversial debido a que la ley autoriza que un producto pueda anunciarse como suplemento alimenticio o algo similar sin pasar por estudios clínicos que aprueben su eficacia y seguridad. Luis Alfonso Caso, comisionado de fomento sanitario de COFEPRIS, dice que algunos de estos productos cuentan con el registro de la Secretaría de Salud, por lo que su publicidad está legalmente autorizada.
De acuerdo con la COFEPRIS (2011), no se presentan resultados contundentes a las pruebas de investigación que se realizaron en algunos productos milagro como Chardon de Marie, Prostaliv, e incluso los hongos michoacanos, por poner algunos ejemplos. Los mismos tienen efectos secundarios adversos como irritaciones, fatiga, mareos, dolores de cabeza y vómitos, todo esto debido a sus principios activos. Todos ellos aparecen en informerciales y cuentan con una gran cantidad de publicidad.
La regulación (o, mejor dicho, la falta de regulación) de la venta de los productos milagro, específicamente para adelgazar, es un asunto público socialmente relevante en cuanto a que es un problema de salud pública, ya que su consumo puede llegar a desencadenar otras enfermedades consideradas de mayor gravedad que la obesidad, sin contar que esta última se ha convertido en una ‘epidemia’ en nuestro país. Los productos milagro, al no pasar por un control de revisión clínica que sirva como base para probar su efectividad, se convierten en un peligro, pero un peligro que se ve disfrazado en la televisión. El papel de la publicidad dentro de los contenidos difundidos en los medios masivos de comunicación no sólo difunde un estereotipo de persona, sino que ofrece el camino para llegar a ese modelo, sin tomar en cuenta las consecuencias que eso pueda implicar. Las administraciones públicas tienen el deber de proteger la salud y la seguridad de la sociedad.
De acuerdo con el artículo del Real Decreto 1.907/1996, de Transparencia y veracidad de la información y publicidad sanitaria, toda la información, publicidad o promoción comercial de los productos milagro debe ajustarse a los criterios de veracidad y evitar cualquier sesgo que pueda perjudicar a la salud de las personas. Deben cumplirse las normativas sanitarias y establecer limitaciones en la publicidad y promoción de todos los productos que constituyan un riesgo para la salud de los consumidores.
La publicidad presenta anuncios que estimulan la mala percepción de nosotros mismos, por lo que los productos se convierten en ‘la salvación’, sin embargo no son los adecuados.
De acuerdo con José de Jesús González Núñez, presidente del Instituto de Investigación en Psicología Clínica y Social, los productos milagro tienen relación con el poder de la mente de las personas, es decir, sus anhelos en un nivel imaginario cuando existe algún temor atraviesan una situación difícil, por lo que se dirigen a eventos imposibles, como bajar de peso en cuestión de minutos. Existe un impacto en la autoestima, por lo que al ver en un medio de comunicación masiva información sobre un producto que te hará lucir bien, las personas lo compran, buscan respuestas inmediatas a sus problemas.
Los médicos deben asesorar a la población, haciéndoles ver la opción adecuada es una dieta saludable, un buen resultado no llegará sólo, pero se verá reflejado con el tiempo, esfuerzo y disciplina.